Conclusiones
Las vitaminas naturales y los
minerales orgánicos poseen notables ventajas contra las vitaminas sintéticas y
minerales inorgánicos; poseen atributos nutritivos que no pueden ser emulados
en los laboratorios químicos.
Los consorcios químicos mantienen
todavía vitaminas sintéticas en el mercado, exclusivamente por la razón
costos/beneficios, que la industria farmacéutica debe manejar muy bien. Los
costos de producción de las vitaminas sintéticas son extremadamente más bajos
que las vitaminas con origen orgánico y pueden ser comercializadas con un
increíble margen de ganancias. Se imagina usted, si la industria farmacéutica
doblegara a la incipiente industria de la salud natural; sin competencia, en un
mercado monopolista, mayores ganancias. En términos de productos sintéticos las
ganancias son sólo económicas y las pérdidas la hace el cuerpo humano.
Los productos naturales ponen en
riesgo a un negocio de muchos billones de dólares: la industria fármaco química.
Las empresas farmacéuticas
presionan fuertemente para que los organismos oficiales de la salud pública
fijen normas rígidas, que limiten los niveles de nutrientes en los alimentos y
suplementos alimenticios. Esto permite que más allá de estos “umbrales” todo
producto natural caiga en la esfera de los fármacos. Con ello, se pretende
fármaco-monopolizar la salud.
Hemos estado mucho tiempo cerrados a la evidencia científica. Sin embargo,
gracias a internet, hoy ya el conocimiento se ha globalizado y la
medicina y la estrategia de salud natural de las personas se abre pasos agigantados.
Ha sido vital en el despertar del consumidor, la gran contribución de todos las
organizaciones ecologistas y vegetarianas que promueven el derecho a la salud
natural en el mundo.
Debe persistirse en fomentar que
las personas se abstengan de consumir vitaminas de síntesis y minerales
“no-orgánicos”. Se hace necesario mayor difusión que la realizada hasta ahora
respecto a obtener los nutrientes esenciales mediante el consumo de alimentos y
suplementos alimenticios naturales.
En los países más atrasados
debemos abrir la Salud Pública al uso consciente de los nutrientes naturales
orgánicos y biodisponibles. Mayor difusión de la salud natural, más salud,
menos gasto social.
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