Alimentos
Funcionales.
Aunque
el concepto de alimentos funcionales se introdujo hace mucho tiempo con Hipócrates
y su lema ''Que el alimento sea tu medicina'', hace relativamente poco tiempo
que la evidencia comenzó a apoyar la hipótesis de que la dieta puede jugar un papel
importante en la modulación de las funciones fisiológicas importantes en el cuerpo.
Tal dependencia está comprobada en enfermedades tales como la diabetes no
insulina-dependiente, la osteoporosis, la hipertensión, el cáncer del tubo
digestivo o de mama, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, etc.
Existe
por tanto posibilidad de mejorar la salud a través de una alimentación adecuada.
En
los años recientes se ha incrementado el interés del consumidor por su salud y
su expectativa es que los alimentos que consuma, contribuyan a ella y más aún,
que sean capaces de prevenir enfermedades, sobre todo porque factores tales
como el estilo de vida, la exposición constante a factores de estrés, los
cambios en los patrones dietéticos y hábitos alimenticios, así como el consumo
de fármacos (en particular antibióticos), afectan negativamente la salud.
Lo
anterior, ha favorecido la demanda de alimentos que favorecen el buen estado de
salud, llamados también “alimentos funcionales”.
De
acuerdo al Food and Nutrition Board of the Institute of Medicine de Estados Unidos,
un alimento funcional es “un ingrediente o suplemento alimenticio que aporta un
beneficio funcional adicional específico (fisiológico o psicológico) a su valor
nutricional básico”.
Es
importante recalcar, que los alimentos funcionales promueven la salud, no curan
las enfermedades.
En
el pasado, los alimentos fueron considerados en términos de su valor dietético
natural. Actualmente, las expectativas puestas sobre ellos van más allá de
dicho valor, prevaleciendo su contribución favorable a nuestra salud.
En
el futuro, se estima que la relación con nuestra dieta evolucionará hacia un
tipo de nutrición personalizada, caracterizada por una mejor comprensión de la
nutrición molecular.
Los
alimentos probióticos son, tal vez, el ejemplo mejor caracterizado y estudiado
de los alimentos funcionales y junto con los prebióticos representan el
segmento más grande de los alimentos funcionales en el mercado de Europa, Japón
y Australia. El mercado de esta categoría de alimentos continúa expandiéndose
en paralelo con el creciente interés de los consumidores sobre el papel de la
dieta en la conservación y mantenimiento de la salud.
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