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jueves, 4 de agosto de 2016

Breve historia de las vitaminas. Qué son y qué no sabías sobre ellas.

Muchas de las enfermedades carenciales eran conocidas en la antigüedad, e incluso en el período prehistórico.

Heródoto ya describe el escorbuto y más tarde en algunas crónicas de las cruzadas. El beri-beri había sido observado siglos atrás en el Extremo Oriente y el raquitismo en numerosos países. Sin embargo, se desconocían las causas.

Lo que se sabía era que dichas enfermedades aparecían con más frecuencia en los desnutridos o en difíciles condiciones de vida, sobre todo en los navíos que realizaban largas travesías. Es por esto, sin duda, que el descubrimiento de muchos trastornos carenciales –y sus remedios- fueran llevados a cabo por navegantes.

El doctor James Lind, de la marina británica, detectó el papel que desempeñaba el limón en la prevención del escorbuto.

En 1885, el almirante japonés Tataki cambió la alimentación de los marineros de la flota japonesa que se basaba en arroz refinado, logrando evitar muchos casos de beri-beri.

En los albores de la ciencia dietética se creía que bastaba con comer cierta cantidad de alimentos, cualesquiera que fueran, para estar bien y suficientemente alimentados. Sin embargo, no basta con la cantidad.

A finales del siglo XIX, diversos investigadores constataron que si alimentaban a ratones con leche, éstos vivían muy bien. En cambio, si en lugar de suministrarles leche natural les daban cada componente de la leche por separado, los animales morían. Dedujeron, pues, que en la leche existía, además de los elementos conocidos, algún otro elemento aún desconocido pero necesario para la vida.

En el caso del beri-beri que se daba en pacientes y animales bien alimentados con arroz refinado, se observó una rápida mejoría y la curación en cuanto se cambió la dieta por arroz integral. Por consiguiente, se constató que en la cáscara del arroz, al igual que en la leche, existía un componente “misterioso” cuya ausencia provocaba la enfermedad y la muerte.

Fue en 1910 cuando el bioquímico estadounidense Casimir Funk aisló ese “componente misterioso”: una sustancia química del grupo amino, soluble en agua, a la que dio el nombre de VITAMINA; es decir, amina necesaria para la vida.  Se trataba de la vitamina B1.

Por la misma época, más o menos, los investigadores Hopkins y Stepp demostraron que ciertas sustancias –solubles en las grasas- eran indispensables para el crecimiento de ratones y las llamaron vitamina A.

El término vitamina tuvo impactó mundial y fue adoptado unánimemente para dar nombre a esas sustancias, si bien hoy sabemos que no todas las vitaminas son aminas ni todas son necesarias para la vida.

Las vitaminas son sustancias alimentarias que no aportan calorías y que tienen en común:

  • Ser necesarias para el buen funcionamiento celular del organismo.
  • Actuar en dosis muy bajas; entre 1 y 100 microgramos o miligramos al día, dependiendo de cada vitamina.


El organismo no puede efectuar la síntesis de las vitaminas, por lo que éstas deben aportarse en la ración alimentaria. En puridad, el organismo puede sintetizar algunas pero en cantidades tan ínfimas –salvo la vitamina D- que es necesario aportárselas.

Sin las vitaminas, el cuerpo no podría aprovechar los elementos constructivos y energéticos suministrados por la alimentación; las proteínas, los azúcares, la fécula, las grasas. Desempeñan una función catalizadora y activan la oxidación de los alimentos, así como las operaciones metabólicas y facilitan la liberación y utilización de la energía. Son como la chispa que enciende el fuego.

Actúan tanto solas como constituyentes de una enzima; por eso se dice que son coenzimas. Intervienen, por consiguiente, en los fenómenos más íntimos de la vida celular.

Las vitaminas se presentan bajo dos formas:

Vitaminas liposolubles:

  • Las vitaminas liposolubles se disuelven en grasa (lípidos). Estas vitaminas, normalmente son absorbidas por las lipoproteínas que viajan a través del sistema linfático del intestino delgado y en la circulación de la sangre de nuestro organismo. Estas vitaminas liposolubles, especialmente las vitaminas A y E se almacenan en los tejidos de nuestro organismo.
  • Una vez que se han almacenado en los tejidos de nuestro cuerpo, las vitaminas liposolubles tienden a permanecer en ellos. Esto quiere decir que si una persona toma demasiada cantidad de una vitamina liposoluble, esta se mantendrá presente en su cuerpo a lo largo del tiempo pudiendo producirse una condición potencialmente peligrosa conocida como hipervitaminiosis, que literalmente significa un exceso de vitaminas en el organismo.
  • Las personas también pueden presentar deficiencias en vitaminas liposolubles si toman muy poca cantidad o si su asimilación se reduce, por ejemplo, por tomar ciertos medicamentos que pueden interferir en la absorción de vitaminas por el intestino. También algunas enfermedades como la fibrosis quística pueden producir deficiencia de enzimas del páncreas que de forma similar interfieren en la absorción de estas vitaminas en el intestino.
  • Existe una diferencia entre las vitaminas que son solubles en agua de forma natural, tales como las vitaminas B y C y la forma disuelta en agua de vitaminas como la vitamina E, que de forma natural es una vitamina liposoluble. Esta forma de vitamina E es soluble en agua mediante la adición de ciertos compuestos durante el proceso de elaboración. Esto, hace que esta forma soluble en agua de la vitamina E se pueda absorber de forma más eficiente por las paredes intestinales.


Vitaminas hidrosolubles:

  • A diferencia de las vitaminas liposolubles, las vitaminas hidrosolubles se disuelven en agua y no en lípidos o grasas. Debido a esto, las vitaminas hidrosolubles, se eliminan a través de la orina. Dado que su eliminación es muy frecuente, necesitamos tomar vitaminas hidrosolubles de forma habitual en nuestra dieta.
  • Los grupos de vitaminas que son hidrosolubles son las del complejo B y la vitamina C.
  • Las vitaminas hidrosolubles, se destruyen fácilmente o se eliminan durante la preparación de los alimentos y también en su almacenamiento. El almacenamiento adecuado de los alimentos y su correcta preparación, pueden minimizar la pérdida de este tipo de vitaminas. Para reducir la pérdida de vitaminas hidrosolubles que se produce al almacenar alimentos, refrigéralos si no los vas a consumir frescos y mantenlos alejados de la luz solar.
  • Al cocinar vegetales, se puede utilizar el agua de la cocción para preparar sopas ya que la mayor parte de las vitaminas hidrosolubles se quedan en el agua que queda tras hervir los vegetales.



Las diferencias entre vitaminas sintéticas y naturales, no es del agrado de la industria farmacéutica. Sin embargo, estas diferencias son reales y han sido puestas de relieve por la incipiente competencia de la industria que apoya la salud natural.

Todavía algunos científicos, generalmente muy relacionados con la actividad farmacéutica, insisten en que las vitaminas sintéticas tienen idénticas estructuras moleculares y químicas que las vitaminas naturales. La naturaleza es mucho más sabia; efectivamente en el laboratorio puede duplicarse (replicarse) el agua de mar de manera tal que sea prácticamente idéntica al agua marina, sin embargo si Ud. pone peces en esta agua sintética todos morirán.

Lo mismo originó justamente el descubrimiento de las vitaminas. La ciencia moderna de la nutrición natural, plantea que existe un “algo más”, un principio aún no definido, pero que se manifiesta sinérgicamente. Al igual que una mala fotocopia, en que falta una sección, aunque sea pequeña, ya no es la misma y es posible que en ese sector se hubiera perdido alguna información que hace del texto ilegible para el lector. Este tema está también muy relacionado con el problema de las vacas locas o la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y enfermedades relacionadas, donde proteínas defectuosas denominadas priones – si bien son normales en su composición molecular, son anormales en su modelo o configuración- sólo se diferencian por unos muy pocos enlaces de aminoácidos y en una posición precisa en largas cadenas de ellos.

Las vitaminas naturales y los minerales orgánicos poseen notables ventajas contra las vitaminas sintéticas y minerales inorgánicos; poseen atributos nutritivos que no pueden ser emulados en los laboratorios químicos.

Los consorcios químicos mantienen todavía vitaminas sintéticas en el mercado, exclusivamente por la razón costos/beneficios, que la industria farmacéutica debe manejar muy bien. Los costos de producción de las vitaminas sintéticas son extremadamente más bajos que las vitaminas con origen orgánico y pueden ser comercializadas con un increíble margen de ganancias. Se imagina usted, si la industria farmacéutica doblegara a la incipiente industria de la salud natural; sin competencia, en un mercado monopolista, mayores ganancias. En términos de productos sintéticos las ganancias son sólo económicas y las pérdidas la hace el cuerpo humano.

Los productos naturales ponen en riesgo a un negocio de muchos billones de dólares: la industria fármaco química.

Las empresas farmacéuticas presionan fuertemente para que los organismos oficiales de la salud pública fijen normas rígidas, que limiten los niveles de nutrientes en los alimentos y suplementos alimenticios. Esto permite que más allá de estos “umbrales” todo producto natural caiga en la esfera de los fármacos. Con ello, se pretende fármaco-monopolizar la salud.

Los países en vías de desarrollo hemos estado mucho tiempo cerrados a la evidencia científica. Sin embargo, gracias a la red de la internet, hoy ya el conocimiento se ha globalizado y la medicina y la estrategia de salud natural de las personas se abre pasos aceleradamente. Ha sido vital en el despertar del consumidor, la gran contribución de todos las organizaciones ecologistas y vegetarianas que promueven el derecho a la salud natural en el mundo.

Debe persistirse en fomentar que las personas se abstengan de consumir vitaminas de síntesis y minerales “no-orgánicos”. Se hace necesario mayor difusión que la realizada hasta ahora respecto a obtener los nutrientes esenciales mediante el consumo de alimentos y suplementos alimenticios naturales.

El ritmo de vida actual no nos permite alimentarnos adecuadamente a diario, por lo que se hace necesario aportar a nuestro organismo las vitaminas y minerales que necesitamos para su correcto funcionamiento. Asimismo, al seguir una dieta para rebajar peso, siempre hay que hacerlo bajo la supervisión de un profesional/especialista quién podrá complementar esa dieta con los aportes naturales que considere necesarios.

Por último se antoja especialmente necesario en personas intervenidas del aparato digestivo y en pacientes sometidos a cirugía bariátrica1, ya que puede que no les sea posible asimilar los nutrientes aportados por los alimentos mediante el tracto digestivo. Tu médico especialista te recomendará lo que considere mejor para tu salud.

1 Cirugía bariátrica es el conjunto de procedimientos quirúrgicos usados para tratar la obesidad, buscando disminución del peso corporal y como alternativa al tratamiento con otros medios no quirúrgicos.
Fuentes:
Jossette Lyon: “El libro de las vitaminas, sales minerales y oligoelementos”





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